domingo, 9 de mayo de 2010

Ícaro.


Ella lo acompañó hasta el terminal, le ayudó a cargar ese morral cargado de cassettes, pilas alkalinas, un kilométrico y el viejo walkman. Él se iba huyendo del pueblo porque era un pueblo tan pequeño, pero tan pequeño que a la gente le faltaba el oxígeno y vivía asfixiada, por lo que sus habitantes solían irse a la montaña más alta y guardar un poco de aire en botellitas de plástico. Él huía del pueblo, buscando aire.

Así pues se fue a la gran ciudad, con la esperanza de regresar algún día por ella, y ella se quedó en su casa sentada viendo las fotos de cuando él era apenas un niño, paralizada en el recuerdo de acostarlo mientras le contaba historias de un lugar lejano con mucho aire fresco, hablaba ella de una isla en algún lugar donde él le contaría historias para dormir, donde no había enfermedades, ni distancias y la gente vivía por siempre junta.

Cuando él llegó a la ciudad donde la gente no daba los buenos días se dio cuenta que el aire allá estaba cargado por la melancolía, que a la gente muchas veces le costaba sonreír y que después de las seis de la tarde se encerraban en sus casas para ahorrar el poco oxígeno puro que les quedaba. Así pues, él lograba reunir cada cierto tiempo un poquito de aire, cuando lograba hacer sonreír a los citadinos y se lo enviaba a ella para mantenerla viva, con la esperanza de un día escapar a esa isla de la que hablaban cuando aún sonreían juntos. Y se mandaban cartas que siempre terminaban con un postdata de "No olvides sonreír nunca, nunca. Y nunca te olvides de mí".

Yo guardo esas cartas y soy el único testigo de esa espera. Él desesperado por buscar el oxígeno vital para su madre, se hizo unas alas de papel y parte por las noches a buscarlo en algún planeta del sistema solar. Ella todas las noches hace avioncitos de papel y los lanza al cielo, dentro de ellos le escribe "No te acerques mucho al sol Ícaro. No olvides sonreír nunca, nunca". Y así ella espera paciente todas las noches mirando al cielo, tratando de buscarlo, con la mano en su corazón, y él busca su isla, busca su isla, busca su isla, busca...