martes, 25 de noviembre de 2008

Dos o tres cosas que yo sé de Barb.


(A Barb, en su cumpleaños)

Barb nació dos días antes que yo, probablemente su mamá hizo el trabajito en carnavales como la mía. Recuerdo verla por primera vez en una clase de artes escénicas, sentada en una mesa, las piernas cruzadas como un niño y pensar que ese pelo corto le daba un toque entre mannish e irreverente. Hablarle por primera vez en un pasillo con la excusa de Miranda (8)Estoy pegado a vos como por un imán ah an(8). Mi otro yo, mi personalidad femenina, mi avatar, mi alter ego. Mi compañera de viaje. Llevarla a mi jaula, pasar toda una tarde con ella, escuchar todo Bunbury y sólo poder ofrecerle arroz con sardinas. Barb es mi Wet 2 Straight. Barb siempre será mi turno de 3 a 10 en Esperanto. Mi 24 y 25 de Diciembre. Mi licor favorito. Uno de mis niños perdidos. Barb es una noche alejados de la sobriedad, haciendo coreografías de Raffaella Carrá. Mi puti y mi látex. Cantar a todo pulmón en su carro "Invasión" y "Como un burro amarrado a la puerta del baile". Hacerla salir a mitad de clases sólo para darle un abrazo. Mi cómplice de todos aquellos que han muerto en el intento. "Ser" de Luis Brito García. Sé que no quiso hacerle daño. Sé que ahora es feliz, que la quiere. Y sobre todo quiero que siga así. Sé que odia segmentar Godard. Esta noche Barb ¿Cómo te hago un poema si tu eres todo esto?

lunes, 27 de octubre de 2008

Macboy.


(Este poema se ha escrito muchas veces...y creo que se seguirá escribiendo)

Macboy no duerme,
creo que sólo sueña,
unas veces despierto,
otras con los ojos cerrados.

Cuando cierra sus ojos,
yo le hablo,
le relato esas cosas mías que con los ojos abiertos
pretende no escuchar,
estoy aquí!
Me escuchas?
Aquí en tu cama!
Él le da golpes a su almohada,
creo que no me quiere escuchar.

Su cama es grande
y yo soy chico,
jugamos a amarnos y odiarnos,
creo que con la única finalidad
de que cada encuentro
sea más explosivo que el anterior.

Macboy me pega (a mansalva)
Macboy me abraza,
yo le temo,
creo que él me teme también,
es un niño,
más niño que yo,
con ojos grandes
y palabras que sólo pronuncia dormido.

Es una tarde de Junio,
un caballo y yo,
me hace querer usar vestidos,
es una palabra que dijo dormido,
una noche, venciendo el miedo de despertarle,
le pregunté aquello que despierto no pude,
la respuesta de Macboy...
...nunca nadie la sabrá.

sábado, 25 de octubre de 2008

Carta para MG desde Neverland.


"-Es mi madre - le explicó Peter.
Y Jane descendió y se puso a su lado, mirándolo con esa expresión que a él le gustaba tanto ver en las niñas que lo admiraban.
-La hace tanta falta una madre - dijo Jane.
-Sí, ya lo sé - admitió Wendy, desolada -. Nadie lo sabe tan bien como yo."

J.M. Barrie - "Peter Pan"

Querida mamá:

Si mal no recuerdo, de lo que me contaste del mundo real, hoy es tu "cumpleaños", creo. No recuerdo muy bien lo que es un "cumpleaños", tu decías que se celebraba el día en el que nacías, que era un día lleno de regalos, una torta de tu sabor favorito, caramelos y juguetes, que la gente era muy amable ese día, que todo el mundo te abrazaba y que podías hacer tooooodo lo que querías; también decías que ese día la gente crecía un poco, que aumentabas una talla de zapatos y de vestido. Hablabas muy emocionada del funalo "cumpleaños" esa noche sentada en el borde de mi cama mientras yo me quedaba dormido, aunque sonaba emocionante y tentador ese asunto de cumplir años, a mi me entró un pánico, que esa noche tuve pesadillas viéndome mayor, con bigotes y sombrero, que creo, prefiero no tener un "cumpleaños", además no sé a donde se escribe para afiliarse al servicio de cumplir años, y si lo supiera, creo que tendría serios problemas para llenar el formulario, ya que no recuerdo mi fecha de nacimiento.

Entonces madre si hoy es tu cumpleaños espero que tengas una torta inmensa de...creo que voy a obviar esa palabra y utilizaré tres asterisquitos, es que me da como miedito y los asterisquitos se ven más bonitos...bueno madre, espero que tengas una torta inmensa de ***, tan grande como un barco pirata, y que sea de chocolate, no, mejor de frutas, no no no, mejor de caramelo, sí, muchos caramelos. También espero que no hayas aumentado una talla de vestido, ni de zapatos, trata de que te queden los del *** pasado, si?

Por aquí, bueno, la casa está un poco sucia, te juro que he tratado de hacer lo que puedo con ella pero es que le encanta hacer bailes de hojas de árbol, sobre todo en otoño, a la muy mañosa esta. Y bueno, también a veces paso días y sobre todo noches fuera, lidiando con el peligro, otras veces duermo hasta muy tarde, tu sabes como me gusta dormir. Madre siento mucho no haberte buscado en el mundo real para lo de la limpieza anual, lo siento de verdad, pero recuerda que el tiempo aquí es diferente al de allá y también tengo miedo, mucho miedo de irte a buscar y que haya pasado como con Wendy, que creció y era muy muy alta, madre no crezcas.

Extraño mucho cuando te veía todos los días, nuestras faenas diarias de 4 a 10, y luego montarnos en un auto, y tu adelante cantabas y bailabas, hacías eso que haces con tus manos, que es como un segundo lenguaje tuyo, ponías algo que era para los dos, y luego ponías algo que era para él y tú, y luego algo para los tres y todos cantábamos y éramos muy felices y yo tenías una familia. Oye tenemos que repetir el juego ese de echarnos cremitas en la cara, aunque algunas picaban era muy divertido, recuerdas? Esas cositas que tú decías eran para no envejecer. Gracias madre por tener siempre un abrazo para mí, un oído para mí, una miraba de complicidad, por ser tan políticamente incorrecta como yo y por ese beso, ese beso al lado del labio que sólo las mamás saben en que parte exacta queda. Oye mamá gracias por aceptar ser mi mamá, sé muy bien que aún eras muy joven cuando me metí en tu vida, como siempre hago, así sin permiso, llego a la ventana con la excusa de buscar mi sombra (que no la he perdido, me la pegué con tinta en mi hombro derecho...pero no se lo digas a nadie) y así autoritariamente los traigo a mi mundo, gracias mamá, por nunca haber tenido miedo.

A veces pienso que soy un niño muy muy malo, que soy insensato, esas veces cuando tu pones esa cara muy muy seria y me dices "Será que puedes contestarme el teléfono engendro de tu madre?!", yo suelto mi risa (esa que es con los labios cerrados y ladeada) pero en el fondo estoy muy muy asustado, asustado de decepcionarte. Perdón por no haber ido más seguido al mundo real, pero es que me da miedo, prometo hacerlo esta misma noche, déjame un pedacito de torta de *** en la ventana, yo te dejaré un gran dedal.

Madre, tu y yo, cómplices, niños, borrachos, sin penas, inhibiciones, muchas canciones, libros, poemas, esos de tu diario que sólo yo he visto y que me lo mostrabas tapando con tu mano otras partes, impulsividad desbordada, mercurio retrógado como dos veces cada mes, y cantar a todo pulmón "Canciones de amor" de Julieta Venegas, así es y así será siempre, mientras los niños sean alegres, inocentes e insensatos.

Peter Pan.

Pd: Utilicé la caja de colores que dejaste olvidada aquí para escribir la carta.

viernes, 17 de octubre de 2008

Una mesa de tres.


(Se escribió hace como un año, pensé que lo había perdido. A la persona que se le escribió ya no le tengo el mismo afecto... empiezo a pensar que los afectos mutan más que otra cosa)

A Fabiola (que lo guardó todo este tiempo).


En tu casa hay paz
y muchas otras cosas…
…hay un café que siempre me espera,
un cigarro siempre, porque tal vez lo único que buscamos es calor,
un reloj, al cual no tomamos mucho en cuenta,
y el tiempo pasa;
simplemente pasa.

Pero en tu casa hay algo más,
hay una filiación de esas espontáneas,
jugamos a ser algo que no somos
pero que ya de tanto pretender nos acostumbramos,
hay recuerdos, muchos recuerdos,
tú me hablas de alguien que nunca conocí
pero que es uno más en la mesa;
a veces siento que nos escucha y que nos ve,
siento que me observa
e imagino que te dice cosas al oído sobre mí
y él está allí en la otra silla
junto a la tuya
sé que allí está.

Yo en cambio te cuento cosas,
esas cosas que a los veintidós…
[Suspiro]
En tu casa siempre hay una noche que se nos desgasta muy rápido,
una noche que desgarramos con carcajadas o susurros,
una noche cómplice,
que nos queda corta.

En tu casa,
allí en la cocina,
hay una conversación que siempre dejamos inconclusa,
en el fogón,
creo que inconscientemente la dejo así
y tener una razón para volver.
Tal vez por eso siempre me traigo algo de tu casa,
para asegurarme de volver.
Algunas veces siento que podría pasar más tiempo contigo,
pero prefiero respetar tu soledad,
sé que has aprendido a disfrutarla,
y además, es bueno que nos extrañemos.

A veces cambiamos de papeles
Te has dado cuenta?
Yo me siento viejo y cansado
y tú…cuando pones esa cara de niño pícaro
o cuando no aguantas el peso y rompes a llorar.
No tengas miedo de llorar! no frente a mi,
No te has dado cuenta que retuviste muchas lágrimas?
Así como hago yo cuando tú lloras,
juego a ser fuerte,
o si no se arma una de sacar los coletos.

Nunca te dije que también he llorado en tu casa,
una noche que me quedé,
y en la oscuridad, mientras tú dormías,
No aguanté…
…me sentí muy niño,
y yo era muy chiquito en una cama inmensa,
y estaba el monstruo del armario,
o era el de debajo de la cama?
La cosa es que tuve que ser muy fuerte
para no despertarte a gritos.

La próxima vez que te visite,
recuérdame que no soy tan viejo como me siento,
que tengo mucha vida por delante
y muchos errores por permitirme,
muchos, que a esta edad uno tiene la cuponera llena;
dame uno de esos coscorrones tuyos,
de esos que duelen muchísimo,
que yo te recordaré que tienes una mirada de niño,
que no estás tan calvo como crees,
que el espejo miente,
y que en realidad no es como tú dices
te recordaré que te necesito…
…y que en la mesa somos tres.

I.

jueves, 2 de octubre de 2008

El tiempo no es nuestro amigo.

(Para el noveno crimen)

El tiempo no es nuestro amigo,
somos unos amantes fragmentados,
buscamos pequeñas porciones de tiempo,
nos encontramos y vemos el reloj cada cierto tiempo;
es horrible la angustia del deadline.

Y somos eso:
Un almuerzo, un café,
cuentos infantiles,
mi habitación a oscuras,
canciones,un cigarro, y otro, y otro.

Y buscamos tiempo
pero el tiempo pasa volando
y nos deja ese sinsabor,
el sinsabor de tener que montarme en un bus,
de verte de espaldas cruzar la esquina,
de regresar al trabajo.

Tú te acuestas temprano,
yo, casi al amanecer;
tú madrugas,
yo despierto casi al mediodía
o llego tarde a las citas matutinas;
o en nuestros encuentros vespertinos
tú a cierta hora tienes que tomar un bus
y yo un metro,
y hay un gran reloj en el centro de la ciudad
que nos recuerda que ya son las ocho.

Somos eso:
bandidos de horario,
novios a deshoras,
prestidigitadores de minutos.
“Sólo un ratico más” y
“Ya me voy”, dices,
pero, el tiempo no es nuestro amigo.

I.